Econducción o el atasco sostenible

El RACC ha emprendido una campaña para la reducción de emisión de gases contaminantes que los coches emiten a la atmósfera y en definitiva a nuestros pulmones.

http://www.econduccion.es es el sitio web con toda la información por una conducción «sostenible».  La campaña incluye un breve reportaje donde se habla del inicio de la era automovilística, la problemática de la contaminación, culpan a la ganadería de la mitad de los gases CO2 que hay en la atmósfera y nos dan la esperanza de que en el año 2025 los coches contaminarán la mitad, según los expertos. Quizá para entonces si todo sigue así y como menta el reportaje el mundo estará atascado de coches.

Pero tu puedes cambiarlo, puedes consumir hasta un 20% menos de combustible si sabes usar bien los cambios de marcha.

Desde la Revolución Invisible apostamos por las marchas de la bicicleta.  El coche sólo cuando sea imprescindible. Y ahórrale al planeta lo que mencionan en el vídeo como «chupar y escupir». Y hablando de ahorrar, si pueden ahorrarse ver el vídeo no lo duden.

La retirada sostenible

No sé si existe una izquierda más allá de la izquierda. Lo que quizá sea más probable es que haya unos cuantos humanos que no nos sentimos representados por ninguna tendencia política. Ni siquiera con esos muchachos a los que denominan con ese palabro horroroso: antisistema. Es evidente dónde acabaron muchas de las piedras que se lanzaron en el 68. Ahora forman parte de los cimientos de empresas más que beneficiosas. Sus ejecutivos también fueron muchachos de rostro embozado. Sólo han cambiado el pañuelo por corbatas de seda.

Tampoco es fácil identificarse con las organizaciones no gubernamentales ni con los grupos ecologistas, cada vez más parecidos a las multinacionales. A lo mejor, como el jefe Seattle, sólo soy un salvaje y estoy solo.

Es posible que sea pedir mucho. Como salvaje, ruego por que los cuatro elementos que componen mi planeta conserven su pureza. Nada más. Que exista una tierra donde los alimentos crezcan sin veneno, que el agua se respete, que el aire permanezca limpio, que el fuego regrese a las noches de invierno. Del resto, de cómo dar sentido a mi existencia,
ya me ocupo yo, ningún político ni ningún directivo de una ONG me hace falta para eso.

La última monserga que me proponen es el desarrollo sostenible. Un mundo ideal, con todo exquisitamente limpio. Los niños juegan entre molinos de viento. Las señoras recuerdan a sus maridos que hay que revisar las baterías del sistema solar. Los jóvenes se acercan a los contenedores de reciclaje para tirar las zapatillas de la última temporada. Las calzadas aparecen casi vacías. En el transporte público, los ancianos conversan sobre la clase de yoga.

Puede que yo sólo sea un salvaje, y que no entienda nada. Pero mi intuición me dice que lo que llaman desarrollo sostenible no es sino un poco más de la misma basura que impregna los televisores. Por mucho que cubramos de placas solares la superficie del planeta, esta forma de vivir ya no hay quien la sostenga.

Es posible que, para comprender a este salvaje, los hombres grises necesiten algunas cifras. Los hombres grises abominan de la intuición y disfrutan con las cifras. De acuerdo. Digamos que se necesitaron más de cien mil años para que hubiera unos mil millones de habitantes en el planeta. Pues bien, en el año 2000 ya éramos seis mil millones de habitantes y, al paso que vamos, sólo harán falta una decena de años más para que seamos unos siete mil millones. Es decir, en los próximos diez años la población mundial va a crecer en una cantidad similar a la que alcanzó después de sus primeros cien mil años de existencia.

Si no me creen vayan a la siguiente dirección de la Red: http://www.census.gov/ipc/www/popclockworld.html. Observen la cifra de población mundial que aparece en la pantalla. Dejen que pasen diez segundos y pulsen el botón virtual que actualiza la página. Impresionante. ¿No creen?

Ahora, hombres grises, calculen. Calculen cuántas placas solares hay que construir, cuántos molinos, cuántos biocarburantes hay que producir, cuántas clases de pilates hay que impartir para que cada uno de esos números tenga un coche silencioso, una piel tersa y un cuerpo de ensueño, la parejita de niños, una televisión sostenible, una casita de permacultura, una chabolita cerca del mar, ropa de marca reciclable, una alianza de oro y el último vídeo de Al Gore.

Porque ese parece ser el asunto. Y es que el conocido vídeo sobre el cambio climático, los voceros del desarrollo sostenible y las últimas iniciativas ecologistas (chicas que nos abordan por la calle con su peto y sus zapatillas de marca pidiéndonos dinero) contienen un mismo y luminoso mensaje. Lo vamos a conseguir. Sólo hay que hacer un pequeño esfuerzo y tendremos un mundo magnífico. Igual que el de ahora pero sin basura. Un mundo con ríos limpios, con automóviles silenciosos, con comida orgánica y con masajes al atardecer. Que no nos falte de nada. Mi casita, mi gimnasio, mi chabolita en la playa, mi ropa de moda, mi tele, mi coche, mi anillo de oro y mi vídeo con Al Gore bien sonriente, en su traje carísimo y con la optimista musiquita final, felicitándonos por lo estupendos que somos.

Frente a esto, los datos, la propia realidad que han inventado los hombres grises, son testarudos. Uno vuelve a actualizar la dichosa página de la población mundial y ahora somos unos cuantos más.

Un salvaje como yo podría llegar a pensar cosas brutales, apocalípticas. Pero si le ofrecen una página no es para que diga que todo está perdido. Eso lo puede hacer cualquiera. Además, en ese caso ya estaría amueblando una cueva. ¿Qué sentido tendría un discurso apocalíptico para un salvaje que apuesta por un periódico y por los libros?

¿Entonces, qué?

Entonces, por un mínimo de pudor intelectual, la retirada sostenible.

Admitamos que esto que vivimos no es desarrollo ni nada parecido. Admitamos nuestro error, admitamos, de corazón, que nos hemos perdido.

Por supuesto, tenemos que intentar lanzar la última flecha: es imprescindible el abrumador esfuerzo de apuntalar el reciclaje y de tratar de cambiar las fuentes de energía por otras más limpias. Pero lo que urge es mudar de hábitos. Menos zapatillas, menos solomillos, menos agua de fuego, menos aires acondicionados, menos televisores, menos relojes, menos autopistas, menos farmacéuticas, menos teléfonos móviles, menos velocidad, menos armas, menos lavavajillas, menos, menos. ¿Menos periódicos?, me preguntarán. ¿Menos libros? Sin duda. Pero cuando uno está de retirada tiene que comenzar por desprenderse de lo que más le pesa. ¿Por ejemplo? Por ejemplo las chorradas de los bienpensantes de diseño.

F. M. es escritor. Su última novela se titula Corazón

Artículo escrito en Público

Otra discoteca es posible

Fuentes:
http://www.agroinformación.com
http://www.inexsos.com

La primera discoteca concebida según estrictos criterios ecológicos abrirá el próximo 10 de julio sus puertas en la capital británica.

La discoteca ofrecerá licores orgánicos servidos en copas de policarbono y funcionará con energía renovable, informó el vespertino “Evening Standard”.

Hay planes para instalar un sistema de agua reciclada para los váteres y se aprovechará incluso la energía que generen quienes bailen en la pista para convertirla en electricidad.

La entrada en la discoteca costará 10 libras (12,6 euros o 20 dólares), pero podrán entrar gratis quienes puedan demostrar que han llegado allí a pie, en bicicleta o utilizando los transportes públicos.

El club es propiedad del multimillonario del sector inmobiliario de origen grecochipriota Andrew Charalambous, quien preside una organización dedicada a la lucha contra el cambio climático llamada Club4Climate.

Club4Climate ha estado involucrado también en proyectos para plantar un millón de árboles y quiere inaugurar dentro de dos años un lugar de vacaciones totalmente autosuficiente desde el punto de vista energético.

La cara insostenible de la Expo de Zaragoza

De Expo Zaragoza 2008 se ha llegado a decir que será «la catedral de la sostenibilidad» y que convertirá a Zaragoza, ciudad anfitriona, en la «campeona del desarrollo sostenible». Sin embargo, la mayoría de las asociaciones ecologistas aragonesas coinciden en afirmar que la Muestra va camino de convertirse en una gran oportunidad perdida. Actuaciones como la construcción del Azud del Ebro, el dragado del río, el rebaje de la solera del Puente de Piedra o la eliminación abusiva de vegetación ribereña entran, a su juicio, en clara contradicción con el lema de la Exposición Internacional.

La recuperación de las márgenes del Ebro constituye una reivindicación ecologista y vecinal histórica. Los edificios construidos cerca del río, así como las motas y diques rellenados con escombros, contribuían a su degradación y las hacían inaccesibles en muchos puntos. Sin embargo, el Plan de Riberas impulsado por el Ayuntamiento de Zaragoza -gracias a un convenio con el Ministerio de Medio Ambiente- y ejecutado bajo la dirección de la Confederación Hidrográfica del Ebro, ha sido duramente criticado y combatido por los ecologistas.

Para las asociaciones ecologistas, la propia ubicación de la Muestra Internacional es un error con consecuencias medioambientales. Las obras de la Expo han supuesto la destrucción de la huerta tradicional, fértil y estratégicamente situada cerca de la ciudad del Meandro de Ranillas y la ocupación de su llanura de inundación, que se ha elevado con gravas cinco metros y medio para evitar posibles inundaciones

Caja Madrid y sus contraindicaciones

La Casa Encendida, obra social de Caja Madrid, imparte cursos, realiza exposiciones y diferentes actos culturales en su centro.

De cara al público mantiene una imagen de vida sostenible, de proteger los recursos, de reciclar, de amar la naturaleza. Eso sí, envían cartas a exalumnos en papel satinado convocándoles para conferencias por un mundo más sostenible…

Yo me quedo a cuadros.

Aunque no es el único detalle contradictorio. Dentro del edificio existe una tienda de comercio justo. Qué bonito, si no fuese porque al salir de dicha tienda hay una máquina expendedora de Nestlé.