El hombre estrés hace presas a conductores ansiosos que circulan por la ciudad.
El hombre estrés es capaz de montar en cólera si un cilcista roza su retrovisor con el manillar.
El hombre estrés puede incluso recriminar a personas mayores por cruzar en verde-parpadeo y advertirle que los pasos de cebra no son lugares de paseo.
El hombre estrés acelera en los semáforos color ámbar.
Al hombre estrés le encantan los conciertos de claxon.
El hombre estrés habita en cada ciudad.
Si te pones al volante, ten cuidado no se apodere de ti.
Y si te cruzas con uno de ellos, no te pongas a su altura, no merece la pena caer tan bajo.
Deja un comentario
Aún no hay comentarios.
Responder